miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Y QUÉ SI LA MATO?

¿Qué? ¡No, no! ¡Que nadie avise a la policía! ¡Déjenme explicarme antes de hacerlo! Si yo soy más bueno que el pan…

Prometí no frivolizar acerca de todo esto del ébola, de verdad, pero es que se empeñan en que lo haga. Y no me refiero a cualquiera, no: estoy hablando de nuestros amados líderes políticos, que le han cogido el gustillo a esto de penetrarnos con sus chismes una y otra vez de mala manera. ¡Ouch! Vaya… qué mal suena eso… pero bien pensado, tampoco ando tan desencaminado, porque creo que  los españoles en el fondo también le hemos cogido el gusto a que nos sodomicen continuamente y con alevosía (psicológicamente, quiero decir, que uno tiene su puntito de pundonor…). Si no, no me explico que estos mendas sigan gobernando a día de hoy.

Ahora resulta que ha llegado un nuevo tipo a la ciudad, y nos está haciendo la puñeta después de sembrar el caos en su propia casa africana. Sí, sí, es africano, del África negra… pero no se equivoquen ni se preocupen, que no ha llegado en patera; que a esos delincuentes peligrosos ya les tenemos a raya. El de ahora es inofensivo, así que le hemos invitado a venir a comer con nosotros, con avión privado y todo. ¿¡Pero en qué cojones están pensando estos idiotas!? ¿Acaso no ven la tele? ¿No leen la prensa? ¿No tienen gente que les diga que es malo malísimo? Pues les digo una cosa: si la tienen, que sepan que se están tocando los huevos y llevándoselo calentito (y además, ustedes tienen muy pocos y muy malos amigos, porque anda que les mandan un whatsapp, ¿eh?). Igual hay gente en el paro (esto sí es frivolizar, perdón: ¡hay mucha gente en el paro!) que estaría dispuesta a hacer ese trabajo por mucho menos y siendo mucho más efectiva. Ahí lo dejo, señores mandones (perdón, mandatarios, aunque para el caso…).



Tengo un amigo que siempre dice “¡lo importante es molar!” Y yo creo que estos tíos del gobierno, cansados de tanto palo (de boquilla, claro), se han aplicado la máxima al cien por cien. Como si lo estuviera viendo: “¿Que los recortes qué? ¿Que nos estamos cargando el sistema sanitario? No tienen ni idea. En España estamos perfectamente preparados para cualquier desastre que pueda ocurrir. ¿Que no? ¡Eh! ¡Traed a uno para acá!” Y aquí que lo trajeron… Y murió… y no hubo contagios… Y vio Mariano que era bueno, y envió a por otro… y aquí que lo trajeron… y murió… y no hubo contagios… bueno, uno sí, pero poquito… y claro, ahora tenemos un problema gordo. Gordo no, obeso, porque como en España somos de buen comer, quieren que nos traguemos, después de tanto chorizo, hasta la última de sus morcillas (ustedes ya me entienden).

Porque vamos a ver, ¿a santo de qué (nunca mejor dicho) nos traemos a los dos curas? ¿Por qué precisamente a ellos dos, cuando hemos dejado tirados a tantos españoles desahuciados por el mundo que han pedido ayuda? Bueno, por el mundo… y aquí mismo, claro, porque eso sí, ya se han encargado de que más de uno viva en España como el que vive en las favelas de Río. Y que conste que lo digo sin acritud; sólo por curiosidad, al igual que tantos ciudadanos a los que no se nos ha contado nada. ¿Es porque son religiosos? (Que ya sabemos de dónde cojea el PePe…) ¿Acaso no lo somos nosotros también pagando nuestros impuestos revolucionarios y nuestras hipotecas criminales? Y ahora escúchenme bajito, señores del gobierno, que les voy a contar un secreto: ¿es que no se habían dado cuenta de que estos dos hombres… ¡tenían ébola, coño!? ¡¡Que precisamente tiene menos cura que una iglesia abandonada!! ¡¡Que parece que la idea haya sido de la Botella!! (insisto, de la otra Botella…).

El caso es que uno se pone a pensar, y ve que estos tipos de traje, corbata y relicario nos han traído, en el tiempo que llevan ahí arriba, la pobreza, el hambre, la muerte… ¡¡Joder!! ¡¡Si es que son peores que los Jinetes del Apocalipsis!! ¡¡Que lo de interpretar la Biblia se refería a la otra parte, hombre!! ¡¡La de las cosas buenas!! (Alguno pensará que me he pasado, que los jinetes también traían la guerra y esa no la tenemos… pues no, hijo, no: lo que pasa es que ya no te acuerdas de que ese caballo pasó por aquí con varios cuerpos de ventaja… sí, con el del bigote montado encima. Del caballo de la victoria mejor ni hablamos, porque yo creo que se lo cargaron antes de salir de la cuadra).



¿Y ahora qué? Pues ahora sí, a rezar todo el mundo. A rezar, porque si tenemos que ponernos en manos de esta panda de incompetentes nos podemos dar por muertos. Y no me refiero a nuestros médicos y personal sanitario, cuidado, que precisamente si hay unas manos capaces de parar esto son las suyas. Tal vez haya llegado el momento de que sean ellos mismos los que apliquen los recortes que de verdad necesita la sanidad: los de huevos con cuchilla a todos estos que por un capricho narcisista no sólo les dejan en pelotas delante del bicho, sino que además pretenden culparles (¡no se lo pierdan!) del contagio.

Y entonces llegó ella… la única capaz de sentarse a dar una rueda de prensa como la que está en el cine viendo una película “de autor” mientras hace la compra por el móvil… Efectivamente: lo entendía del mismo modo que los snobs a ciertos directores, y no le importaba una mierda lo que se decía allí (siempre negando ambas cosas, pero queda muy cool). Lo mismo me importaría a mí si no fuera porque era la encargada de dar explicaciones de lo ocurrido, de dar las pautas a seguir, de iluminarnos, de pedir perdón públicamente por su cagada (hablando de mierda…), de dar la cara delante del Mundo entero, de mostrar… el protoculo… (Perdón, el protocolo quería decir… tanta cagada es lo que tiene) Sí, amigos, esa palabra comodín para cuando no se sabe qué decir… ¡La Mato! (no, no, que se llama así, que yo no…). Esa mujer que sin duda hoy en día sería alumna de integración del propio sistema educativo de su partido, pero que hasta ahora había pasado desapercibida porque su compañera de clase (sí, lo han adivinado) le estaba haciendo sombra. ¡Y es que son las dos únicas capaces de confundir “protocol” con “photocall” cuando la OMS envió la hojita de recomendaciones! ¿El problema? Que España tiene mucha tradición histórica, y si ya tuvimos Princesa de Éboli con sus tramas y sus muertes, esta Ministra de Ébola es capaz de conseguir que lo de aquélla fuera una simple broma. Y eso no es moco de pavo.



A todo esto, ¿alguien sabe dónde está el presidente? ¿Alguien le ha explicado que el virus este no afecta a las pantallas de plasma? ¡Porque oigan, ha desaparecido! ¡Vaya momento, Mariano! ¡Deja que los catalanes consulten lo que quieran, y hazle caso al resto del país! ¡Mira que nos independizamos también nosotros y te quedas sin unos y sin otros! (Ahora que lo pienso, igual la solución para mandarles al carajo la tenemos no en hacer elecciones generales, sino un referéndum de independencia política…). No pasa nada: a falta de presidente, ponemos al consejero de sanidad, que es la leche. Sí, ese que tiene la vida resuelta y si hace falta dimite… (Lo que no ha dicho es qué tiene que pasar para llegar a eso). Incluso nos hace más amenos estos días con sus dotes de comediante (lo del photocall… va a ser que también se pega): ¿Que la hemos cagado? Nada hombre, la culpa fue de ella, que se saltó el protocolo. ¿Cómo, que no les hemos facilitado unas pautas de seguridad? ¿Desde cuándo hace falta un máster para ponerse un traje? ¡Si yo me pongo la corbata sin mirarme al espejo! ¿Que no hicimos caso de las señales? Venga hombre, si sólo tenía “síntomas vagos”. ¡Tan mal no estaría si se fue a la peluquería! (tarira ti, tarira ti, tarira tirarirá… -por favor, hagan como que escuchan la música y ven unas notitas musicales por aquí…-).

El resultado, amigos míos, es que esta mujer, que debería tener un monumento a la valentía (¡ojo! ¡Ella y tantos otros que se están enfrentando a la amenaza con una hoja de parra en sus partes por todo material de seguridad!), no sólo no tiene el reconocimiento que merece, sino que aprovechando que ha salido de casa (que ha sido ella solita la que se ha ido voluntariamente ¿eh? -como diría el Consejero-) le matamos al perro (perdón, le aplicamos la eutanasia, que nos la ha pedido él mismo… por si acaso, no vaya a ser que fuera útil en el estudio de la enfermedad y nos saquen las vergüenzas), le destrozamos sus cosas (a ver si se van a pensar que han ido al domicilio únicamente a pasar la vaporetta y la espóntex), y por si acaso se recupera, pues la estigmatizamos de por vida. ¡Ahí queda eso! Si es que son unos genios… Más todavía que el que ideó lo de las tarjetas “black” de Bankia (¿acaso se les ocurre nada mejor que una tarjeta de crédito “negra” para hacer que el dinero “negro” parezca legal? ¡Joder, es una virguería del marketing!)


¿Saben lo que les digo? Que cuando pase todo esto, si seguimos vivos (lo del virus es lo que menos me preocupa, no se vayan a creer) igual había que plantearse darles vacaciones a nuestros políticos; por el esfuerzo tan tremendo que están haciendo en estos tiempos de crisis (hablando de crisis ¿Saben que hay un 24% más de ricos? ¿ven cómo sí funcionan las medidas?). Yo ya he buscado en las agencias de viajes, y en Sierra Leona tienen unos precios ahora mismo de escándalo (no he encontrado mejor publicidad para este gobierno, fíjense). Estoy seguro de que Bankia les financiaba el vuelo en el PPPlane (no, no es tartamudez) ¡Aún tienen saldo! 

En fin, que ya lo decía uno de esos “memes” que circulan por ahí de móvil en móvil: “En un país en el que todos los años hay que explicar el protocolo para tomar las uvas, lo del ébola era cuestión de tiempo”. Ja me maten si no tiene toda la razón. Y hablando de matar… ¿alguien ha visto a la Mato? ¡De repente ha desaparecido! ¡Activen el protocolo para buscarla! Bah, qué importa… ¿es para matarla, o no? Yo ya les he explicado. Juzguen ustedes.



P.D.: ¿Saben que ha vuelto a subir la luz? Un 11% decían… ojalá… (si es que al final me van a obligar a hacerlo…)

viernes, 12 de septiembre de 2014

¡Los dioses deben estar locos!

Está claro que uno no puede tomarse una excedencia bloguera en los tiempos que corren. No en este país, al menos, donde esos extraños seres que pueblan el congreso y el senado (esa cámara de gas de la risa que ningún ciudadano responsable entiende), además de pensar de qué manera pueden robarnos aún más para gastárselo en cenas (entiéndanlo, la vida ha subido, y las cenas con ella), se empeñan en sorprendernos con gags de humor y trucos de magia para desviar nuestra atención.
Sólo así se entiende, por ejemplo, que Espe, nuestra Espe, decidiera levantarse un día con ánimo para jugar a policías y ladrones (de los otros, claro, de los de poca monta que pululan por las calles de Madrid, porque carné de política ya tenía). En realidad debería decir de delincuente (insisto, carné ya tenía, me refiero a los “otros delincuentes”), porque esta vez no robó nada. ¡Lo único que quería era infringir las normas! ¡Qué molona! ¡Pero qué fuerrrte! Así que se montó una escena de persecución de coches por la ciudad (con abolladuras y todo, ¿eh?) al estilo de Bonnie and Clyde que, por supuesto, no le deparó legalmente (ni económicamente) ningún perjuicio, y en cambio se llevó todas las portadas cual estrella de Hollywood. Si es que lo que se le ocurra a ella… Ahora bien, yo me pregunto: ¿en qué carajo estaba pensando esta mujer? ¿Tan mal lleva la jubilación? ¿Acaso estuvo viendo la noche anterior “Los locos de Cannonball”? O lo que es peor, ¿”Loca academia de Policía 6”, y decidió darle un giro a su complicada y triste vida? ¿Tan poco caso le hacen en su casa? Mire que igual la adrenalina que usted necesita no es esa… (no sigo, que luego todo se sabe, pero le doy un consejo: mire por internet, que tal vez…). 

¿Ven como España es un país guay? Otra muestra: resulta que llegan las elecciones al parlamento europeo, y se nos ocurre montar una película de superhéroes: cuando mejor estaban los buenos, aparece un villano apodado El coletas que, al grito de “Podemos”,  les da un sopapo en toda la cara a El barbas (no confundir con El bigotes, aunque sean de la misma familia), al Caballero de la rosa y a sus amigos de la nueva Liga de la Justicia (¡ojo! No confundir con la Liga de la Justicia original –que es de Batman y Superman-, con la Liga Fantástica –que es del diario Marca-, ni con la Liga BBVA –que es del Madrid y del Barça-). ¡Justo ahora que estaban saliendo de la crisis! (de su crisis, evidentemente; esa que les tenía el cinturón tan apretado que sólo les dejaba comer tres platos y postre). Y para colmo no es ni rojo: ¡es morado! (que pa chulos ellos, que “pueden”, oigan). ¡Por fin algo de emoción! Sin embargo, permítanme una reflexión poniéndome un poco serio: a mí siempre me gustaron los villanos (sí, soy así de raro, qué le voy a hacer), y me alegro de que al menos alguien sea capaz de dar un susto a esa clase entrañable de chorizos que nos gobiernan, pero sinceramente creo que este no será un buen malo de la película. Llámenme loco, sí, pero algo me dice que no será lo que todos esperamos (ya, ya, soy consciente de que esto que digo no es políticamente correcto ni popular, especialmente para los que lo ven como a un salvador, pero como a mí la política me cae mal –no, no me refiero a Espe ni a la Botella-, pues me da lo mismo. Vayan cogiendo los tomates…).

Con toda esta guasa formada, y con Iñaki y Cristina haciendo oposiciones al casting de Los Increíbles,  no es de extrañar que el rey Juancar haya pensado en abdicar la corona. Y es que llega un momento en la vida de todo el mundo en el que lo que apetece es disfrutar, relajarse… (¡piensen por un momento en lo engorroso que es no poder cazar elefantes o intimar con amigas sólo por el hecho de ser rey!). ¿Qué mejor entonces que dejarle el marrón a Letizia? Perdón… quería decir a Felipe, por supuesto… que es joven y apuesto (el pareado ha sido casualidad), y además el que lleva los pantalones en casa. Felipe… Felipe VI… vaya, este es otro asunto embarazoso, porque ¿cómo lo escribimos? ¡Que esto es España! Si ponemos Felipe VI alguno terminará diciendo “Felipe Bi”, que queda muy progre pero impropio de un rey… Si ponemos Felipe 6º parece que le estamos haciendo de menos (ya saben, en el podio sólo están los tres primeros), o en su defecto comparando con el portal de una calle… y si ponemos Felipe Sexto puede pasar que se le termine conociendo como Jesucristo Superstar o El melancólico, que aquí la canción española tiene mucho arraigo, y sus intérpretes son las estrellas del rock castizas para varias generaciones de españolitos (y vaya, que no me lo imagino yo en la ducha cantando eso de “Viviiiiir así es moriiiir de amooooor…”. Tal vez lo de “mooolaaa  maaaazooo”…). Sin duda un asunto de primer orden, oigan, que en materia de motes España no es moco de pavo. Pero volviendo al tema principal, ¿se imaginan ese momento padre-hijo en el que Juancar le da la noticia?: “Hijo, que he pensado que me voy… que no puedo más, que tengo una edad y me apetece disfrutar un poco de la jubilación… Mi salud no es la que era… Y digo yo que si el Papa puede dimitir, pues igual yo también… No, no tiene nada que ver con tu hermana, con tu cuñado, ni con la que está cayendo sobre casa… y creo que ya es el momento de que hagas algo productivo, te hagas un hombre y esas cosas, que estás empezando a engordar. ¡Así que ale, todo tuyo campeón! Pero no dejéis de venir a Mallorca en verano ¿eh? Tu madre y yo  estaremos por allí esperando con una ensaimada. ¡Hakuna Matata!”. “- ¡Pero Papá!” “- Servicio de información de Orange: el móvil al que usted llama está apagado o fuera de cobertura en estos momentos. Si lo desea podemos enviarle un mensaje cuando el número vuelva a estar operativo”. Ufff, la piel de gallina… tuvo que ser espectacular…

Aunque para espectacular lo del mes de mayo. ¡Si al final va a ser verdad que España, como Felipe, es abiertamente de la Leti! Perdón, quería decir ¡del Atleti! (antes me salió el acento Jesús Gil, y claro, las letras me han bailado). ¡Mi Atleti! ¡Que ha ganado la Liga BBVA! (Sí, sí, esa del Madrid y del Barça… y del banco, que para el caso es lo mismo). Si ya lo decía yo: sólo hacía falta un Cholo, especie de superhéroe (sí, otro más, que están de moda y yo soy un poco freak) a medio camino entre la elegancia y la macarrería (aunque a decir verdad  necesita un peluquero que no le haga parecer a la vez el villano, que le corte bien el pelo en vez de tomárselo, porque hay que ver qué cantidad de escabechinas le ha preparado. ¡Para un año que va a salir en todos los periódicos!), encarnación humana de eso que rima con millones para devolverle al equipo, y ya de paso al fútbol, algo de dignidad más allá de la publicidad y los números de las cuentas corrientes. Vamos, algo así como El coletas pero para darle un sopapo a Flo Capone y sus esbirros (que no lo digo yo, ojo, que hasta la Unión Europea ha tenido que intervenir al descubrir una relación fraudulenta entre éste y el Ayuntamiento, vista la pasividad de las autoridades cañís –nos ha jodido… Que ese abrazo tan efusivo de Lisboa con El barbas no fue casualidad…-). Fíjense que incluso para lo malo viene bien, que cuando la tragedia espartana (lo de griega es para finolis, nada que ver con esto) de la Champions, el mundo terminó aplaudiendo al equipo que, sin haber ganado en goles, sí ganó, sabiendo perder de pie, en todo lo demás. Y eso no es asunto baladí. Que se lo digan si no a La Roja, que se olvidó de que iba a Brasil a trabajar en vez de a bailar samba, y ya de paso se olvidó también de lo otro… y claro, ridículo Mundial del que nos va a costar recuperarnos. Mucho, sí.

En fin, que no puedo cogerme excedencias, está claro, porque los dioses me ponen todo esto al revés en un santiamén, y no está uno para estos sustos. Así que espero que entiendan el desorden de esta entrega, y perdonen que en vez de una reflexión esto parezca el sumario de las noticias de las tres (¡cachis, es que ni esto, porque ya tampoco sabemos a qué hora son ni en qué cadena!).
¡Atención! ¡Cuando me disponía a cerrar estas líneas me llega algo de última hora! A ver como lo digo… ¡Madrileños! ¡Tengo dos noticias: una buena y una mala! La primera: ¡La Botella se acaba! La segunda: hay dos candidatas a bebérsela… a elegir entre La justiciera Cifuentes… ¡o Tuckelberry Espe! ¡Sí, sí, ella! Lo que nos faltaba: a ver si encima le van a hacer soplar y le tienen que quitar los puntos del carné… (el de conducir, claro, no se confundan). ¿Que cuál es la buena? Pues elijan ustedes. Quizá haya que agarrarse al refranero popular de cuando éramos (más) jóvenes, y por aquello de La Ley de la Botella: el que la tira va a por ella, resulta que El barbas también se va con todo su equipo (a fin de cuentas, es el que la ha tirado, ¿no?).

Y mientras eso ocurre, los del Atleti seguiremos empinando el codo a su salud, que estamos en racha. ¡Hasta le hemos borrado el cerito a Iker! (no me malinterpreten, por favor, que no hay nada sexual en el asunto). ¡Aúpa! Pues eso…

jueves, 9 de enero de 2014

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID



Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). ¡Y no lo digo yo, que conste! No, tampoco ha llegado la versión castiza de The Walking Dead, ni la de Guerra Mundial Z, así que pueden respirar tranquilos. Bueno ¡o no! Porque lo que afirmaba Dámaso Alonso allá por 1944 no anda muy lejos de estar de plena actualidad en pleno 2014 (sí, hemos cambiado de año, por fin)… y mira por dónde también acaba en 4.
Cadáveres en sentido figurado, claro, no se me vayan a asustar. Cadáveres de espíritu, cadáveres de alma (que aunque lo parezca, no es lo mismo)… En definitiva, cadáveres por complacencia, que viene a ser algo así como ser borregos pero encima pasando frío y con más hambre.
Esto sí lo digo yo, que siento cómo, mucho a mucho, Madrid va desandando lo que poco a poco tuvo que andar para sacudirse la mierda que significó ser la capital de la dictadura; lo que tuvo que andar para ser el símbolo de la conquista de los derechos sociales, del progreso y de la apertura. Nos las prometíamos muy felices por aquel entonces, pero lo cierto es que mi querida ciudad no lo ha tenido nada fácil durante este tiempo. A saber, pasó de ser el Madrid del Tirano a ser el Madrid del Tierno (¡Rockeros, el que no esté colocado que se coloque… y al loro!), y luego el Madrid del Barranco (que daba un poco más de vértigo), y luego (Sahagún de por medio) el Madrid del oso y el Manzano (que tuvo madroños el asunto), y luego el Madrid del Tesoro (no, no es un patrocinio del Estado: es lo que el faraón Gallardón anduvo buscando años y años, haciendo agujeros a costa del -y en el- bolsillo de los madrileños, dilapidando sus cada vez más maltrechos ahorros. No lo encontró), y ahora el Madrid de la Botella, que otra cosa no, pero propicio para alcohólicos sí que es, porque visto el panorama al menos estando beodo uno se entera de menos y con mejor humor.
¿Que qué tiene que ver esto con los cadáveres? Pues mucho, porque aquí o estamos todos muertos, o no termino de entender cómo permitimos que Madrid haya llegado hasta donde lo ha hecho en estos últimos meses. Veamos…
Somos la única ciudad que ha tenido dos alcaldes no electos: el primero, al menos, fue elegido en unas elecciones públicas cuatro años (¡¡¡cuatro años!!!) después de sentarse en el trono… y fue destituido por una moción de censura poco después (que también tiene cojones: con la trayectoria que llevaba de pertinaz y manifiesta inutilidad, podían habérselo cepillado antes de investirle oficialmente, ¿no?), y la segunda… bueno, es la de ahora… que no da la talla ni para ser delegada de clase en un curso de primaria. ¡Y eso suponiendo que no fuera un centro bilingüe, claro!
Madrid es la ciudad más endeudada de España, con muchísima diferencia. Esto no es culpa de la Botella, todo hay que decirlo, y es que aunque ahora estemos borrachos con su relaxing power hay que hacer justicia y otorgarle dicho honor al ministro de tal. Sí, el mismo que después de habernos dejado la roncha y abierto los agujeros (cada cual que escoja los que crea convenientes), abandonó el barco y ahora nos pide que paguemos también para poder reclamar atropellos (los suyos y los de los demás, porque de abortos no quieren saber nada, pero de joder entienden cantidad). Gracias a ello (y además por culpa de la deuda), los madrileños pagan hoy un 222% más de IBI que hace una década, pagan en exceso y sin excepción por aparcar en todo el área metropolitana que queda dentro de la M-30… y en barrios donde jamás ha habido problemas de aparcamiento, pagan el billete de metro y autobús más caro de toda Europa (sí, que no cuela: relación calidad-precio-salario mínimo interprofesional, echen ustedes la cuenta; sólo con lo último ya pueden empezar el tembleque), un impuesto de circulación hasta un 1000% más caro que en otras localidades de la Comunidad… y así sucesivamente (¿les dije que ha subido la luz otra vez?). Al menos ha plantado árboles alrededor del Manzanares… qué ecológico el tío…
El problema que tenemos ahora es diferente, y es que la primera alcaldesa (no electa, no lo olviden) de la historia de Madrid piensa que esto es como un corral de vecinos, en el que lo más importante es que no la molesten en la paz de su casa. Sólo de esta manera se explican gilipolleces tales como la del examen a músicos callejeros (no hay nadie como tú… hilarante), el cierre indiscriminado de salas de conciertos en la zona centro de la ciudad, la limitación de hora a locales de ocio en fechas como Nochevieja, la ley del ruido…  mientras mira para otro lado cuando se trata de asuntos capitales como el paro, la sanidad (¡Sanidad Pública para todos!), la Educación (¡Educación Pública para todos!), la Seguridad (de los ciudadanos, quiero decir), la Cultura (¡IVA reducido ya!), la economía familiar o los servicios públicos, básicos para que la vida urbana fluya con un mínimo de decencia. En este sentido lo cierto es que sigue las directrices del Partido (qué miedito da esta frase… que nos lleva a tiempos pasados), pero con un toque femenino (no me malentiendan, por favor: femenino como antaño, como las damas decentes. Si Franco levantara la cabeza…). Es algo así como recortar con estilo, que de eso los hombres no entienden demasiado. Precisamente el estilo con el que, ya siendo concejala de Medio Ambiente, intentó convencernos de que había gaviotas reidoras en el Manzanares (aunque qué quieren que les diga: antes encontraríamos hienas, que esas sí que se ríen y estarían aquí como en casa), o a afirmar que las alertas de polución por el aire extremadamente contaminado de Madrid se debían al buen tiempo… pero que aún así el paro asfixiaba más (sí, todos sabemos ambas cosas: que el buen tiempo trae consecuencias horribles para la salud, y que su reforma laboral es como el buen tiempo. Desde aquel día los paneles medidores acabaron exiliados en el extrarradio, por llevarle la contraria).
 
Por cierto que, para recortes idiotas, los de la Cabalgata de Reyes… Yo que llevaba por primera vez a mis hijos a que la vieran… ¡y me encuentro con que es un desfile low cost patrocinado por El Corte Inglés y Movistar! Cuatro carrozas y media, cuatro docenas de actores, dos camellos (literalmente: dos. Sería por el frío y la lluvia, que no están acostumbrados los animalitos)… tres o cuatro bandas de música de fuera (como aquí no tenemos…), unos pocos policías y guardias civiles a caballo acompañados por el “coche multa” (como sabiamente ya identifica mi pequeño de tres años ¡si es que no se les escapa ninguna!), y los bomberos (por cierto, nunca entenderé que los que aplauden a la Guardia Civil no tengan ni una palmada para ellos, que tiene bastante más de superhéroes; o mejor dicho, que son los únicos héroes reales). Pero la Cabalgata de la Botella (que no de la Valkyria, de nuevo no confundir aunque se parezca) se caracterizó por algo más que por la pseudo privatización: no era Cabalgata ¡era un paso de Semana Santa! ¡Y con la ley del ruido aplicada! ¡Coño –perdón-, que te enterabas de que había una carroza delante porque algún cachondo te agredía con caramelos! (¡al menos se gastaron la pasta en algo!).
Ahora que, lo que tiene whatsapp (¡chsst! ¿Actualizándome eh?), es lo del rey negro… Vamos a ver… Además de ser la única ciudad con dos alcaldes no electos, la ciudad más endeudada de España y la de más ladrones oficiales por metro cuadrado, ¿es que Madrid también tiene que ser la única puñetera ciudad en el mundo en pleno siglo XXI en la que se saca a un blanco pintado de negro para hacer las veces de Baltasar? Que sí, que ya sé que eso nos hace especiales en la Galaxia, pero creo que es una singularidad mal entendida. Doña Ana, por favor, que lo del negro tizón es una expresión popular para referirse a los que tienen la piel más oscura, y no un hecho literal… Que aquí hay suficiente población negra como para hacer mil cabalgatas únicamente de baltasares con sus correspondientes pajes, así que déjese de acuerdos municipales y de gastarse la pasta en betún, que ni queremos ver a políticos intentando ganarse a nuestros niños, ni que dilapide nuestra pasta en pintura para que un blanco parezca de otro color. ¡Y si no, al menos píntenle de un marrón creíble, cojones, que lo del negro es en sentido figurado!
          Negro es el destino de mis enemigos, que cantaban Gigatrón, y no hace falta que le diga que amigos, amigos, usted y yo no somos.
Volviendo al hilo, Madrid es hoy una ciudad sucia, triste, expropiada a sus ciudadanos. La huelga de limpieza sólo sirvió para reflejar en las calles el interior de su ayuntamiento, aunque eso sí, sin corrupción ni despotismo; sólo mierda y más mierda. Como decía recientemente mi amiga Patricia Godes, estamos en una crisis como a principios de los setenta, con la diferencia de que entonces se tenía la sensación de que se iba a salir del hoyo, y hoy de que aún podemos caer un poco más abajo. Y si esto es triste, más triste aún es que no hagamos nada; que no obliguemos a toda esta chusma que nos gobierna a convocar elecciones y que se vayan  (la tortura no es que me parezca excesiva, pero sí poco civilizada…). Cadáveres, ya lo estoy diciendo.
Sabina decía que aquí las niñas ya no quieren ser princesas, pero es un error: no quieren ser princesas reales ni Reales (que, visto lo visto, casi lo aplaudo, no vaya a ser que Noos den otro escándalo para jarana de la cúpula europea). En estos tiempos de revival casi obligatorio (más que nada porque hoy se confirma que casi cualquier tiempo pasado fue mejor –casi, casi, fíjense en el énfasis sobre la palabra…-) parece que además de lo bueno también se retoma el paletismo más cutre, y las niñas sí quieren ser princesas, pero poligoneras, que son las que salen en la tele. Y a los niños les da por perseguir el mar dentro de un vaso de ginebra, pero cuidado, que a este paso estamos a punto de asistir a lo nunca visto: la imposición de Ley Seca por parte de una Botella de (y que) mal vino. Hasta entonces tienen vía libre.
 
Así que sí, parece que más de treinta años después la visión taciturna de Sabina sigue teniendo vigencia, a pesar del precio del butano. No tanto la de los Refrescos, porque lo de los mil cines, mil teatros y mil museos ya se han encargado de corregirlo. Si en su lugar hubieran solventado el problema de la playa estaríamos todos mucho más contentos. Qué lástima. Pero se intentó ¿eh? Lo que nadie dijo es que la playa de Madrid se quedaría en tres charquitas artificiales donde… ¡¡nunca permitieron el baño!! (aunque a decir verdad nos la sopla: no les hubiera hecho ni falta eso de prohibirlo, porque metiendo un pie en el Manzanares uno se arriesga a sacar otros dos de regalo, o tres dedos de más. Eso sí, pirañas no hay. No son tan estúpidas).
 
Al final, y a mi pesar, creo que nos tendremos que quedar con Este Madrid, como decían los Leño, a la sazón el grupo más castizo de todos los que ha parido la capital del reino. A mi pesar no por la calidad, evidentemente, sino por su dosis de realidad y, por desgracia, de vigencia: es una mierda este Madrid, que ni las ratas pueden vivir. Y gris, muy gris. Claro que no podemos esperar otra cosa si seguimos regentados por una Botella como esta, por fuera tan de aquí como la de Anís del Mono (efectivamente, aunque se vista de seda), y por dentro con la calidad del auténtico garrafón, pero del barato ¿eh? Que hay crisis. Entonces ¿a qué esperamos para instaurar nuestra propia Ley Seca?