miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Y QUÉ SI LA MATO?

¿Qué? ¡No, no! ¡Que nadie avise a la policía! ¡Déjenme explicarme antes de hacerlo! Si yo soy más bueno que el pan…

Prometí no frivolizar acerca de todo esto del ébola, de verdad, pero es que se empeñan en que lo haga. Y no me refiero a cualquiera, no: estoy hablando de nuestros amados líderes políticos, que le han cogido el gustillo a esto de penetrarnos con sus chismes una y otra vez de mala manera. ¡Ouch! Vaya… qué mal suena eso… pero bien pensado, tampoco ando tan desencaminado, porque creo que  los españoles en el fondo también le hemos cogido el gusto a que nos sodomicen continuamente y con alevosía (psicológicamente, quiero decir, que uno tiene su puntito de pundonor…). Si no, no me explico que estos mendas sigan gobernando a día de hoy.

Ahora resulta que ha llegado un nuevo tipo a la ciudad, y nos está haciendo la puñeta después de sembrar el caos en su propia casa africana. Sí, sí, es africano, del África negra… pero no se equivoquen ni se preocupen, que no ha llegado en patera; que a esos delincuentes peligrosos ya les tenemos a raya. El de ahora es inofensivo, así que le hemos invitado a venir a comer con nosotros, con avión privado y todo. ¿¡Pero en qué cojones están pensando estos idiotas!? ¿Acaso no ven la tele? ¿No leen la prensa? ¿No tienen gente que les diga que es malo malísimo? Pues les digo una cosa: si la tienen, que sepan que se están tocando los huevos y llevándoselo calentito (y además, ustedes tienen muy pocos y muy malos amigos, porque anda que les mandan un whatsapp, ¿eh?). Igual hay gente en el paro (esto sí es frivolizar, perdón: ¡hay mucha gente en el paro!) que estaría dispuesta a hacer ese trabajo por mucho menos y siendo mucho más efectiva. Ahí lo dejo, señores mandones (perdón, mandatarios, aunque para el caso…).



Tengo un amigo que siempre dice “¡lo importante es molar!” Y yo creo que estos tíos del gobierno, cansados de tanto palo (de boquilla, claro), se han aplicado la máxima al cien por cien. Como si lo estuviera viendo: “¿Que los recortes qué? ¿Que nos estamos cargando el sistema sanitario? No tienen ni idea. En España estamos perfectamente preparados para cualquier desastre que pueda ocurrir. ¿Que no? ¡Eh! ¡Traed a uno para acá!” Y aquí que lo trajeron… Y murió… y no hubo contagios… Y vio Mariano que era bueno, y envió a por otro… y aquí que lo trajeron… y murió… y no hubo contagios… bueno, uno sí, pero poquito… y claro, ahora tenemos un problema gordo. Gordo no, obeso, porque como en España somos de buen comer, quieren que nos traguemos, después de tanto chorizo, hasta la última de sus morcillas (ustedes ya me entienden).

Porque vamos a ver, ¿a santo de qué (nunca mejor dicho) nos traemos a los dos curas? ¿Por qué precisamente a ellos dos, cuando hemos dejado tirados a tantos españoles desahuciados por el mundo que han pedido ayuda? Bueno, por el mundo… y aquí mismo, claro, porque eso sí, ya se han encargado de que más de uno viva en España como el que vive en las favelas de Río. Y que conste que lo digo sin acritud; sólo por curiosidad, al igual que tantos ciudadanos a los que no se nos ha contado nada. ¿Es porque son religiosos? (Que ya sabemos de dónde cojea el PePe…) ¿Acaso no lo somos nosotros también pagando nuestros impuestos revolucionarios y nuestras hipotecas criminales? Y ahora escúchenme bajito, señores del gobierno, que les voy a contar un secreto: ¿es que no se habían dado cuenta de que estos dos hombres… ¡tenían ébola, coño!? ¡¡Que precisamente tiene menos cura que una iglesia abandonada!! ¡¡Que parece que la idea haya sido de la Botella!! (insisto, de la otra Botella…).

El caso es que uno se pone a pensar, y ve que estos tipos de traje, corbata y relicario nos han traído, en el tiempo que llevan ahí arriba, la pobreza, el hambre, la muerte… ¡¡Joder!! ¡¡Si es que son peores que los Jinetes del Apocalipsis!! ¡¡Que lo de interpretar la Biblia se refería a la otra parte, hombre!! ¡¡La de las cosas buenas!! (Alguno pensará que me he pasado, que los jinetes también traían la guerra y esa no la tenemos… pues no, hijo, no: lo que pasa es que ya no te acuerdas de que ese caballo pasó por aquí con varios cuerpos de ventaja… sí, con el del bigote montado encima. Del caballo de la victoria mejor ni hablamos, porque yo creo que se lo cargaron antes de salir de la cuadra).



¿Y ahora qué? Pues ahora sí, a rezar todo el mundo. A rezar, porque si tenemos que ponernos en manos de esta panda de incompetentes nos podemos dar por muertos. Y no me refiero a nuestros médicos y personal sanitario, cuidado, que precisamente si hay unas manos capaces de parar esto son las suyas. Tal vez haya llegado el momento de que sean ellos mismos los que apliquen los recortes que de verdad necesita la sanidad: los de huevos con cuchilla a todos estos que por un capricho narcisista no sólo les dejan en pelotas delante del bicho, sino que además pretenden culparles (¡no se lo pierdan!) del contagio.

Y entonces llegó ella… la única capaz de sentarse a dar una rueda de prensa como la que está en el cine viendo una película “de autor” mientras hace la compra por el móvil… Efectivamente: lo entendía del mismo modo que los snobs a ciertos directores, y no le importaba una mierda lo que se decía allí (siempre negando ambas cosas, pero queda muy cool). Lo mismo me importaría a mí si no fuera porque era la encargada de dar explicaciones de lo ocurrido, de dar las pautas a seguir, de iluminarnos, de pedir perdón públicamente por su cagada (hablando de mierda…), de dar la cara delante del Mundo entero, de mostrar… el protoculo… (Perdón, el protocolo quería decir… tanta cagada es lo que tiene) Sí, amigos, esa palabra comodín para cuando no se sabe qué decir… ¡La Mato! (no, no, que se llama así, que yo no…). Esa mujer que sin duda hoy en día sería alumna de integración del propio sistema educativo de su partido, pero que hasta ahora había pasado desapercibida porque su compañera de clase (sí, lo han adivinado) le estaba haciendo sombra. ¡Y es que son las dos únicas capaces de confundir “protocol” con “photocall” cuando la OMS envió la hojita de recomendaciones! ¿El problema? Que España tiene mucha tradición histórica, y si ya tuvimos Princesa de Éboli con sus tramas y sus muertes, esta Ministra de Ébola es capaz de conseguir que lo de aquélla fuera una simple broma. Y eso no es moco de pavo.



A todo esto, ¿alguien sabe dónde está el presidente? ¿Alguien le ha explicado que el virus este no afecta a las pantallas de plasma? ¡Porque oigan, ha desaparecido! ¡Vaya momento, Mariano! ¡Deja que los catalanes consulten lo que quieran, y hazle caso al resto del país! ¡Mira que nos independizamos también nosotros y te quedas sin unos y sin otros! (Ahora que lo pienso, igual la solución para mandarles al carajo la tenemos no en hacer elecciones generales, sino un referéndum de independencia política…). No pasa nada: a falta de presidente, ponemos al consejero de sanidad, que es la leche. Sí, ese que tiene la vida resuelta y si hace falta dimite… (Lo que no ha dicho es qué tiene que pasar para llegar a eso). Incluso nos hace más amenos estos días con sus dotes de comediante (lo del photocall… va a ser que también se pega): ¿Que la hemos cagado? Nada hombre, la culpa fue de ella, que se saltó el protocolo. ¿Cómo, que no les hemos facilitado unas pautas de seguridad? ¿Desde cuándo hace falta un máster para ponerse un traje? ¡Si yo me pongo la corbata sin mirarme al espejo! ¿Que no hicimos caso de las señales? Venga hombre, si sólo tenía “síntomas vagos”. ¡Tan mal no estaría si se fue a la peluquería! (tarira ti, tarira ti, tarira tirarirá… -por favor, hagan como que escuchan la música y ven unas notitas musicales por aquí…-).

El resultado, amigos míos, es que esta mujer, que debería tener un monumento a la valentía (¡ojo! ¡Ella y tantos otros que se están enfrentando a la amenaza con una hoja de parra en sus partes por todo material de seguridad!), no sólo no tiene el reconocimiento que merece, sino que aprovechando que ha salido de casa (que ha sido ella solita la que se ha ido voluntariamente ¿eh? -como diría el Consejero-) le matamos al perro (perdón, le aplicamos la eutanasia, que nos la ha pedido él mismo… por si acaso, no vaya a ser que fuera útil en el estudio de la enfermedad y nos saquen las vergüenzas), le destrozamos sus cosas (a ver si se van a pensar que han ido al domicilio únicamente a pasar la vaporetta y la espóntex), y por si acaso se recupera, pues la estigmatizamos de por vida. ¡Ahí queda eso! Si es que son unos genios… Más todavía que el que ideó lo de las tarjetas “black” de Bankia (¿acaso se les ocurre nada mejor que una tarjeta de crédito “negra” para hacer que el dinero “negro” parezca legal? ¡Joder, es una virguería del marketing!)


¿Saben lo que les digo? Que cuando pase todo esto, si seguimos vivos (lo del virus es lo que menos me preocupa, no se vayan a creer) igual había que plantearse darles vacaciones a nuestros políticos; por el esfuerzo tan tremendo que están haciendo en estos tiempos de crisis (hablando de crisis ¿Saben que hay un 24% más de ricos? ¿ven cómo sí funcionan las medidas?). Yo ya he buscado en las agencias de viajes, y en Sierra Leona tienen unos precios ahora mismo de escándalo (no he encontrado mejor publicidad para este gobierno, fíjense). Estoy seguro de que Bankia les financiaba el vuelo en el PPPlane (no, no es tartamudez) ¡Aún tienen saldo! 

En fin, que ya lo decía uno de esos “memes” que circulan por ahí de móvil en móvil: “En un país en el que todos los años hay que explicar el protocolo para tomar las uvas, lo del ébola era cuestión de tiempo”. Ja me maten si no tiene toda la razón. Y hablando de matar… ¿alguien ha visto a la Mato? ¡De repente ha desaparecido! ¡Activen el protocolo para buscarla! Bah, qué importa… ¿es para matarla, o no? Yo ya les he explicado. Juzguen ustedes.



P.D.: ¿Saben que ha vuelto a subir la luz? Un 11% decían… ojalá… (si es que al final me van a obligar a hacerlo…)