miércoles, 1 de mayo de 2013

POLÍTICAMENTE INCORRECTO


¡Qué tiempos aquellos en los que los rockeros éramos “políticamente incorrectos”!
Lo cierto es que tiene algo de gracia el asunto. El asunto, sí, porque el tiempo sigue avanzando al mismo ritmo que antes, y que yo sepa aún no han aprendido a manipularlo. Y gracia, sí, porque uno prefiere pensarlo como algo simpático (aunque en realidad no nos riamos ninguno) y llevarlo con pacifismo, que pasar directamente al modo americano, el de armas y masacre de por medio (que, ojo, igual sería lo más apropiado).
Y es que hablo de España; un país cuyo concepto de lo “políticamente incorrecto” era sinónimo de represión, de escarnio público y abusos privados (no vaya a ser que…); un país en el que lo “diferente” se pasaba por el tamiz de la “ley de vagos y maleantes” (no vaya a ser que…); un país en el que el rock era una amenaza para el bienestar social y, ya de paso, “pecado mortal” (no vaya a ser que…); un país en el que “rockero” era sinónimo de delincuente y drogadicto, y por lo tanto muy mala compañía para las hijas de los señores (no fuera a ser que…); un país repleto de patriotas y buenos cristianos (de los de antes, de los que rezaban y se vestían con la ropa de los domingos para ir a misa. Lo aclaro, no vaya a ser que…).
Resulta que cuarenta años después (¡Ah! ¿Pensaban que me refería a los años de la postguerra? ¡No, no! ¡Perdón si les llevé al error!), en esta misma España han pasado un montón de cosas: terminó la dictadura, llegó la transición, llegó la democracia, llegó el aperturismo, llegó la OTAN (¡bases fuera!), llegó la tecnología… muchas cosas, oigan, llegaron muchas cosas. Incluso llegó la “movida” (la de verdad, claro, la que realmente movió algo, porque de la que hablan ahora en los telediarios ni se tenían noticias entonces ni se tienen ahora -más allá del papel cuché-). La “movida” de los “políticamente incorrectos”, la de los “vagos y maleantes”, la censurada, la que apoyó un cambio político, la de los “rojos”… que luego fue traicionada por los “rojos” cuando consiguieron “su” poder (“su”, sí, porque tanto fue “su”, que nunca fue de “sus” ciudadanos; sí, “su” España en estado puro, no vaya a ser que…).
Entonces ocurrió, fíjense, que los “políticamente incorrectos” siguieron siendo “políticamente incorrectos”, y como en la canción, la vida siguió igual. Tiene su gracia (aunque no me ría).
Y es verdad que desde el año del Naranjito han pasado muchas cosas, pero desde arriba ninguna nueva: rojos, azules, rojos, azules, rojos, azules… tigres, leones, tigres, leones, tigres, leones… que decía Torrebruno. ¿Y nosotros? Nosotros, directamente, no jugamos. Lo que aún no sé es si no jugamos porque no queremos, o porque no nos dejan; que aquí nos gusta hacer mucho ruido, pero a la hora de la verdad, tenemos pocas nueces (que no cojones, no vaya a ser que…).
Y es que hablo de España; un país en el que hoy lo “políticamente incorrecto” ya no es ser rockero a la vieja usanza, sino salir a la calle a reclamar la soberanía del pueblo, de los ciudadanos, ante los abusos del poder (no vaya a ser que…); un país en el que lo “políticamente incorrecto” es defender nuestros derechos por encima de cualquier cosa (no vaya a ser que…); un país en el que lo “políticamente incorrecto” es no dejarse atropellar por los que tienen ansia de poder y de dinero, aunque sea a costa de la vida de otros (sí, de la vida, pero mejor callarse, no vaya a ser que…); un país en el que lo “políticamente incorrecto” es no querer que le tomen a uno por primo (por tonto, quiero decir, que los otros primos saben mucho… pero calla, no vaya a ser que…); un país en el que lo que mola es ser “diferente”, porque lo “diferente” se exhibe sin pudor en el zoo de la televisión a hora de máxima audiencia (eso sí, con cuidado del horario infantil, no vaya a ser que…); un país en el que lo que mola es ser “rockero”, pero eso sí, de Zara y H&M (no vaya a ser que…); un país repleto de ciudadanos decentes y buenos cristianos (de los de ahora, de los que dan con el mazo y se visten de blanco los domingos para rogar al Espíritu de Juanito –aunque, para buenos, yo me quedo con Messi y Falcao-. Lo aclaro, no vaya a ser que…)…
Y es que ¡cómo han cambiado los tiempos! En esta España actual que condena por igual a la mujer que gasta del bolsillo ajeno poco más de cien euros en pañales y comida para su hija, que a la Pantoja por blanquear y gastar millones públicos (es decir, del bolsillo de todos los demás), hoy resulta que lo “políticamente correcto” es ser legal, colega. En ese sentido estamos como antes, eso es verdad; lo que pasa es que antes el que era legal lo era en todos los sentidos, y ahora sólo lo es para con los que también son legales… Legales para mentir sin miedo a la ley, para robar sin miedo a la ley, para matar sin miedo a la ley, para traicionar sin miedo a la ley, para embargar y despedir amparándose en la ley, para destruir familias en nombre de la ley, para extorsionar con la ley, para forrarse con la ley… Porque la ley son ellos, la ley la hacen ellos, y si no, la adaptan a sus necesidades, que una pequeña ayuda nunca viene mal. Y legales los hay rojos y azules, grises y verdes, que a mí no me engañan.
Pero es que el folklore nos va mucho, la Pantoja es la Pantoja, y a la Pantoja se lo perdonamos casi todo. Y digo “casi”, porque si fuera “todo” tendría derecho a compartir la mesa (que no la celda) con otros que es mejor no nombrar (no vaya a ser que…), y eso no puede ser. Otros que un tal Pepe, al que conocí hace años, asegura que ni mienten, ni roban, ni matan, ni traicionan, ni embargan, ni despiden, ni extorsionan, ni se forran ni, por supuesto, destruyen familias. ¡Que para familia ellos, oigan! ¡Y la familia siempre unida! ¡No me sean terroristas! (Y el folklore ni tocarlo, no vaya a ser que…).
“Qué risa me da esa falsa humanidad de los que se dicen buenos”, que decían Barón Rojo, y yo que me apunto. “No perdonarán mi pecado original de ser joven y rockero”, aunque si los que me tienen que perdonar son quien yo me imagino, prefiero que ni se me acerquen, que yo estoy muy tranquilo siendo un pecador de los grandes, y “si he de escoger entre ellos y el rock, elegiré mi perdición. Sé que al final tendré razón, y ellos no”. Y ¿saben qué? “Resistiré, resistiré hasta el fin”, siendo un rockero de los de toda la vida (qué le vamos a hacer si el Zara y H&M me dan alergia).
Aún así, después de todo, me quedo con lo que ya dijeron una vez Obús, y sin miedo le grito a quien corresponda “¡Que te jodan! ¡No voy a cambiar!”; “Va a estallar el Obús”, y yo estaré allí para ver cómo revientas. Mientras, prefiero seguir siendo “políticamente incorrecto”, es decir, honrado, trabajador y sincero. Tiene gracia ¿verdad? (aunque no nos dé la puta risa). Lástima que ahora sea menos divertido…

1 comentario:

  1. Ya se pueden dejar comentarios. La opción estaba sin configurar bien, lo siento!

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